Mis Horas de Caza

No soy cazador al eminente modo de Burés, de Casades, de Gal, de Conrado Soler, de Aymat, de Fontanals, Loverdos, Massana, Mestres, de la familia entera Salvadó, y de otros muchos señores que en este momento me hacen emplear la famosa, por lo sobada, coletilla del gacetillero, cuyos nombres siento no recordar, pero, durante los cuarenta y seis abriles que poblaron ay mi cabeza del amargo fruto de las canas, he recorrido en compañía de mis fieles perros y de mis escopetas de varios calibres y sistemas gran parte del continente de la tierra española en busca, por montes y collados, lagos y selvas, de dulcineas para rendirlas al poder de mis cápsulas.