La caza en el llano

Cazadores, sabed cazar, o mejor dicho, aprended a cazar. Todos nosotros los jóvenes los inexpertos que os iniciáis en el deporte cinegético con la ilusionada ambición de entrar a formar parte de la gran confraternidad de San Huberto. Si la pasión ancestral, antigua como el mundo, puesto que sus orígenes se remontan a las primeras épocas de la humanidad, hace que todo auténtico cazador lo sea desde la cuna, lo cierto es que, a pesar de todo, no nace con la ciencia aureolando su mente, y si los tratados didácticos son incapaces de substituir y reemplazar la práctica y la experiencia, nada impide, por otra parte, que ayuden en gran medida a reducir el periodo de aprendizaje indispensable.